n los días antiguos... Cuando aún la lucha entre la luz y
las tinieblas era algo en vilo y no se sabía la forma que al fin
adquiriría el Bien ni cuál el Mal, existió un paraje en el que
una extraña criatura, que no se conocía a sí misma, moraba
errante por los campos... los ríos... los lagos... Tenía la vista
lejana y fina... el olfato agudo... el tacto... casi oía por su
piel... pero nunca se había visto a si mismo... ni un reflejo. De
las galerías de las montañas de vez en cuando salía al
exterior... y vagaba...
se ser... que no sabía bien lo que era pero que sentía que
algo le faltaba... se sentía solo, extraño... un día observó a
una dama , una bella doncella coger flores por el bosque...
entonces la bestia la miraba y la miraba... le gustaba verla y
seguirla por los parajes del bosque... la dama acudía cada
día a recoger flores para la reina... y la bestia la esperaba
para admirar su belleza, la bestia se estaba enamorando de
ella...
ntonces la bestia decidió salir a su encuentro y expresar sus
sentimientos a la dama. Había oído mitos... leyendas...
(*nota: Aquí el pobre Sir_Dani se cayó XD)
a dama sabía que por aquellos lares existía un Castillo
oculto por las brumas del bosque. Un día mientras recogía
las flores escuchó un ruido que la sobresaltó, miró entre los
matorrales y... bu!!!!!!, la bestia la estaba espiando, la dama
gritó con todas sus fuerzas y una horda de jinetes acudieron
en su ayuda...
l misterioso ser logró huir... pues los caballeros no eran lo
suficientemente raudos para él. Sin embargo, en lugar de
desanimarse, acudía cada mañana, cada tarde y cada
noche... a ver a aquella dama. Siempre se había sentido frío,
ajeno a todo, helado. Sin embargo, un sentimiento, uno único
había brotado en su interior y comenzaba a derretir su interior
helado. Amor... Este cosquilleo lo llaman amor. -se decía-
Una noche, hastiado de permanecer entre las sombras, se
volvió a presentar ante la dama... Ella paseaba por los
jardines bajo la atenta y pálida mirada de la Reina Luna, que
presidía los cielos en toda su plenitud. Él se acercaba
sigiloso... más presa que cazador, asustado, pues él mismo
no quería asustar algo que tanto amaba, no quería asustarla a
ella. Armándose de valor, se colocó frente a ella, en mitad de
la oscuridad de la noche... igual que en la anterior ocasión,
ella dibujó una expresión de horror en su rostro, pero él la
tranquilizó con palabras hábiles, sorprendido de la suavidad
de su propia voz:
-Es algo demasiado grande, demasiado
inexplicable el amor, como para tener nombre mi dama, -le
decía él asombrado de si mismo, asombrado de la calidez
de sus sentimientos- es algo demasiado profundo como para
por fuera juzgar...
ún cuando la dama se sintió complacida por los halagos
hacia su persona por parte de la criatura, su corazón no
podía ser de otro que del príncipe Bekelar , un apuesto joven
de buena talla y cabello dorado. Así pues se sentó junto a la
criatura y pasaron la noche charlando y contemplando las
estrellas... así noche tras noche... mientras tanto una oscura
coraza se iba forjando sobre el corazón de la criatura. Cada
noche más ausente... apenas sí lograba articular en ocasiones
más de dos palabras... solo la miraba... Su mente infantil
agonizaba presa en la jaula dorada que eran sus sentimientos
hacia ella . Una noche, como de costumbre, acudió a los
jardines... allí estaba ella... y allí estaba él... y la criatura
deseó odiarlo... pero no no podía... aquel hermoso príncipe
no solo lo era en su apariencia... y la criatura podía sentir
como ella bebía los vientos por él... Entonces el sufrimiento
del amor verdadero frustrado y la impotencia cegó su mente...
se dejó llevar por la ira y se abrió paso a través de los
jardines derribando árboles, fuentes y tocó cuanto se
encontraba a su paso... así salió de los jardines... mientras
comenzaba a llover... y así en la cima de la montaña clamó
furioso a los Dioses... de los rayos y truenos... de los
relámpagos...
no de los Dioses bajó enfadado del cielo y se presentó
frente a él:
-¿Cómo un ser como tú es capaz de ponerse así? -le preguntó mirándole serio-.
La criatura bajó la cabezaavergonzada, mientras los rayos caían a su alrededor,entonces fue cuando el Dios lo comprendió todo, pues él había amado una vez a alguien diferente, una mortal, una
joven a la que perdió por no soportar su imagen, ya que era
tan brillante que los ojos normales no la podían resistir; El
Dios entonces pensó qué podía hacer para salvar a ese alma
en pena de una vida sin amor... y tras unos instantes miró a la
criatura y le dijo:
-Dentro de cuatro días vuelve al claro donde conociste a la muchacha. -y diciendo esto desapareció entre las nubes al tiempo que el sol se abría paso.
Durante los tres días la criatura no pudo apenas
dormir... no paraba de dar vueltas de un lado a otro... se
sentía tan nervioso... al fin y al cabo ¿Qué podían estar
planeando los Dioses para un ser como él?. A los tres días
volvió al claro, y se encontró a la muchacha sentada entre las
flores... pero algo había cambiado...
otó en ella algo diferente, pero no lograba acertar el qué, se
acercó a ella y la miró a los ojos, ella le miró y le dijo que se
sentara, su rostro era triste, y las lágrimas caían por su
hermosa piel, la criatura tras sentarse le preguntó:
-¿Qué os ocurre?, ¿A qué viene tanta tristeza?
A lo que ella respondió:
-El príncipe está enfermo, no sé cómo ha podido suceder, pero al parecer su enfermedad parece no tener cura.
Entonces la criatura pensó en lo que habían hecho los
Dioses, por tal de calmar su furia, habían hecho enfermar al
príncipe, la criatura se alegró pero su alegría duró poco, al
ver la tristeza de la dama y cómo ella se apoyaba en sus hombros
llorando, entonces pensó que debía hacer algo, que por mucho que ahora, sin el príncipe, él podría gobernar en el corazón de ella, no podía dejarla así. Decidió volver a la cumbre a que los Dioses le escucharan, antes se despidió deella diciéndole que todo volvería a la normalidad, que no sepreocupara, y que ella debía de estar con él príncipe en su sufrimiento. Por el camino a la montaña la criatura lloró en silencio, pues sabía que lo que iba a hacer sería el fin, y que ya jamás podría tener el corazón de la muchacha. Una vez en la montaña volvió a llamar a los Dioses, cuando éste acudió
le dijo:
-!OH Dioses!, ¿Qué habéis hecho?... esto no puede ser así.
El Dios le respondió:
-El amor es egoísta, ¿Cómo podéis pensar en él, si sabéis que si se salvara ya no la tendréis jamás?
La criatura pensó en lo que le había dicho y respondió:
-Porque si mi amor es capaz de hacerla sufrir
aunque solo sea un segundo... prefiero odiarla el resto de mi
vida.
El Dios sonrió diciendo:
-Sabía que volverías, y sabía que harías esto, sólo quería poneros a prueba, y comprobar por mi mismo, que sois puro de corazón aunque vuestro aspecto así no lo indique, el príncipe se restablecerá, pero debéis saber que jamás la tendréis, pues el destino ha tejido el amor en ambos...
a criatura alegre y triste a la vez se marchó para siempre de
aquel lugar, teniendo siempre en la mente y en su corazón a
la muchacha hasta el día en que un aventurero le dio muerte,
ese aventurero llevaba la insignia del príncipe, la criatura
murió, pero recogió el abrazo de la muerte como una
bendición. Con respecto a la muchacha, jamás pudo olvidar a
la criatura, y al poco tiempo marchó en su busca, la encontró
tendida en el suelo, estaba muerta, pero ella sabía que era la
criatura que ella había estado buscando, resignada se tendió
junto a ella y pasaron las horas y los días, con el tiempo ella
murió de inanición, abrazada a la criatura, y cuenta la
leyenda que con el tiempo un árbol creció de dicho amor, un
árbol con sus hojas entrelazadas entre sí y que jamás nadie
podría separar.
FIN
*Todos aplaudimos satisfechos con el relato que resultó,
mientras miramos al milenario sauce... tal vez sería él el árbol
de la historia?...
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