lunes, 1 de junio de 2015

Asherah, la esposa de Dios



La Diosa Madre, pareja de Yahveh, ha sido exlcluida dolosamente de la Biblia, ante la construcción de un paradigma de hegemonía masculina, según revela una investigadora.

 Asherah, es la eterna Astarte, Ishtar, diosa del mar, del cielo y símbolo del árbol de la vida

Por: pijamasurf













Antes del monoteísmo patriarcal instaurado por el judeocristianismo en Occidente que ha formateado nuestra conciencia hacia el enaltecimiento de los valores masculinos de conquista, expansión y explotación de la naturaleza –dejando a un lado el sentir, las emociones, la intuición- es posible que yazga una concepción religiosa de la divinidad como una pareja, la Diosa Madre y el Dios Padre.
Información presentada por la investigadora de la Universidad de Exeter, Francesca Stavrakopoulos, apunta a que originalmente las grandes religiones abrahámicas –que son hoy los tres grandes monoteísmos- adoraban también a la diosa Asherah, junto a Yahveh (Asherah es a veces llamada Astarot, y es la misma deidad adorada como Ishtar por los babilónicos y Astarte por los griegos, arquetipo del divino femenino: Luna, Tierra Venus).
Stavrakopoulous basa su teoría en antiguos textos, amuletos y figuras encontradas en la ciudad de Ugarit, hoy Siria, en los que se revela que Asherah era una poderosa diosa de la fertilidad que se adoraba junto a Yahveh o Jéhovah.
En una vasija del siglo XIII encontrada en el desierto de Sinai, en Kuntillet Arjud, se pide bendición a la pareja divina. “Y ahora varias inscripciones similares han sido encontradas, todas las cuales fortalecen el caso de que el Dios de la Biblia tuvo una esposa”, dice la académica.
También es significativo la admisión bíblica de que Asherah fue adorada en el templo de Yahveh en Jerusalén y en el Libro de los Reyes se dice que una estatuta de Asherah yacía en el templo y que personal femenino tejía vestimemtas rituales para ella.

En el Libro de Jeremías existe una posible referencia a esta diosa cuando se habla de “La Reina del Cielo”.
A veces su nombre traduce como  la diosa del árbol de la vida, pero también está vinculada con el mar en uno de sus nombres Athirat, rbt ʼart ym, rabat ʼAirat yammi, Señora del Mar o Aquella que camina sobre el mar.
Su otro epiteto en los textos ugariticos (un lenguaje semítico) es  “qaniyatu ʾilhm”, “la creadora de los dioses” (Elohim).
En esos textos Athirat es la consorte del dios El; existe una referencia a  los 70  hijos de Athirat, presumiblemente los mismos 70 hijos de El. También se le llama Elat, la contraparte femenina de El, en los textos acadios aparece como Ashratum, la esposa de Anu, el dios del cielo.

J. Edward Wright, del  Arizona Center for Judaic Studies dice que “Asherah no fue editada del todo de la Biblia por sus editores masculinos, trazos de ella permanecen y evidencia arqueológica y referencias en textos de naciones en las fonteras de Israel permiten reconstruir su papel en las religiones del Levante”.
Otras referencias a esta diosa en la Biblia derivan del libro de Deuternomio, en un marco siempre hostil. El Rey Manasseh es juzgado como alguien que hizo mal ante Dios cuando colocó el poste, símbolo del árbol de Asherah (¿el ash tree de los druidas, axis mundi?), en el Templo. El Rey Hezekiah, que removió el símbolo de Asherah del Templo y lugares sagrados fue alabado como el más justo de los reyes.  Los profetas Isaías, Jeremías y Micah también condenan la idolatryí de Asherah, ya que según ellos aleja de la adoración del dios único y verdadero.
Esto nos da idea de como la diosa femenina, del árbol de la vida, del mar y del cielo, fue equiparada con la falsa idolatría, con Baal, y se alejó al hombre de la adoración de la pareja divina y de la mujer, probablemente en ediciones subsecuentes de la Biblia, editada por hombres que quizás más que ser fieles a la sagrada escritura y a los documentos históricos, hicieron una operación de inteligencia y una programación neurolingüística de la sociedad, destinada a mantener en el poder a la casta sacerdotal masculina, reprimiendo el polo femenino de la divinidad.

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